Las siestas son fundamentales en los primeros años de vida de un bebé. Ayudan a su desarrollo, a regular su estado de ánimo y a evitar el cansancio extremo. Sin embargo, a medida que crecen, el sueño diurno puede interferir en su descanso nocturno. Entonces, ¿cuándo es el momento adecuado para quitarle la siesta a tu peque?
¿A qué edad empiezan a necesitar menos siestas?
Cada niño es diferente, pero en general, la transición del sueño diurno sigue este esquema:
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0-6 meses: Necesitan varias siestas al día (3-5), distribuidas entre la mañana y la tarde.
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6-12 meses: Suelen hacer dos siestas, una por la mañana y otra por la tarde.
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12-18 meses: Reducción a una sola siesta, generalmente después de la comida.
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A partir de los 3-4 años: Muchos niños comienzan a dejar de necesitar la siesta.
Señales de que es momento de reducir o eliminar la siesta
Si tu peque empieza a mostrar alguna de estas señales, podría ser el momento de reducir o eliminar la siesta:
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Le cuesta dormirse por la noche: Si, tras una siesta, tarda más de lo habitual en conciliar el sueño nocturno.
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Se despierta muy temprano: Si madruga demasiado porque ya ha descansado suficiente.
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Lucha contra la siesta: Si le cuesta mucho dormirse a la hora habitual de la siesta o directamente la rechaza.
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No muestra signos de cansancio: Si se mantiene con energía y de buen humor sin necesidad de dormir durante el día.
¿Cómo hacer la transición sin afectar su descanso?
Si notas que tu peque está listo para dejar la siesta, es importante hacerlo de forma gradual:
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Acorta la duración: En lugar de eliminarla de golpe, reduce el tiempo de la siesta progresivamente.
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Cambia la rutina: Introduce actividades tranquilas después de comer en lugar de dormir.
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Asegúrate de un buen descanso nocturno: Ajusta su horario de sueño para que duerma lo suficiente por la noche.
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Observa su comportamiento: Si notas que está muy irritable o cansado, puede que aún necesite la siesta unos días más.
Respetar el ritmo de cada niño
Cada peque tiene su propio ritmo y algunos necesitarán la siesta hasta los 5 años, mientras que otros la dejarán antes. Lo más importante es observar sus necesidades y adaptar la transición para garantizar un descanso adecuado.
Si notas que el cambio afecta su humor o energía, puedes volver a incorporar una siesta corta y probar de nuevo más adelante. ¡Escuchar y respetar su proceso es clave para un sueño saludable!